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Periodista, Escritora y Egiptologa.

 

Licenciada en Comunicación social. Especializada en: Periodismo Educativo y Científico por la O.E.A; Lenguaje Periodístico por la Univ. Católica Argentina; Dirección de M.C.S.  por la Presidencia de la Nación Argentina.   Dilatada experiencia en televisión, radio y prensa escrita en Argentina y España. Actualmente trabajo como escritora.  Resido en las Islas  canarias.

SILVIA MUNAFÓ TORRES.

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 INICIACIONES EGIPCIAS.PARTE XVII.

 

EL DÉCIMO SEXTO SÍMBOLO.

Hoy analizaremos el símbolo de la destrucción, nos dice que todo aquello que ha sido construidos desde la mentira antes o después su destino es derrumbarse.

Nos habla de la división del cuerpo y del alma ante la muerte, siendo el vehículo material del ser el que se desmorona, pero también nos señala los incontables lazos y relaciones que cultivamos en el mundo.

Todo esto esta englobado dentro del GRAN PLAN, construcción y ruina, aunque sean los conceptos muy contrapuestos, es el mecanismo que da movilidad a la existencia, todo lo que se hunde, nuevamente emerge con más sutileza Y sabiduría. Porque tú eres puro brío y la energía no se destruye, solo se transforma.

Todo lo levantado por la humanidad para su deleite mundanal, el tiempo no dejará piedra sobre piedra y esa misma ley rige al infinito. Todo aquello que se levante en nombre de las religiones o del estado finalmente perecerá.

Todo lo edificado por el hombre, sea terrenal o psíquico, será devastado por la eternidad, la torre se hundirá en el suelo y perderá su burdo halo carente de la condición fundamental de liderazgo.

Esto ocurre porque la humanidad ha comprendido mal el mensaje, la meta es logar el ORO COSMICO, pero este ha sido reemplazado por el brillante metal de la fastuosidad , el amor incondicional por el ego y la envidia, el ejercicio de la libertad por actitudes licenciosas, el respeto absoluto por la invasión de la intimidad ajena y el deporte del prejuicio, la armonía por el caos, la verdad por la mentira, al justicia por las conveniencias, y la armonía por el enfrentamiento, el odio, el rencor y la venganza.

El ser humano enarbola a su dios particular como un trofeo, lo utiliza para justificar sus atrocidades y grita que solo siguió sus mandatos. La excusa es la defensa de su dios, una entelequia creada por el mismo para cobijarse del peso de la responsabilidad, dice que es a su imagen y semejanza, aunque en realidad es el hombre quien fabrica a sus dioses con las mismas debilidades y vicios que ÉL posee.

Construye un mundo de hipocresía y mentiras, basado en el egoísmo, la soberbia, la moralina barata, la falsa justicia del mundo y se somete a dogmas ideados por otros humanos tan imperfectos como él, negándose y si puede negándole a otros la auténtica búsqueda de la verdad, de la sabiduría, porque teniendo una manada obediente no pensante a su servicio tiene el poder sobre los demás.

El hombre edifica idearios de castigo y perdón, de amenazas terribles y leyes absurdas lo impone como mandato divino, para obtener su beneficio, se une a otros de su misma vibración y levanta poderosas instituciones, regla la vida de sus congéneres y asfixia a los osados buscadores de la verdad. ¿Como? Señalándolos como alienados, ocultando información ancestral, negando lo evidente y si la ley se lo permite persiguiendo y condenando a la oveja que se apartó de la manada.

Este símbolo nos señala el camino hacia la ascensión por la vía del sacrificio voluntario, de la personalidad, cuando aprendes el amor incondicional, cuando actúas sin egoísmo, porque no importa cuán importante te creas en el mundo delas formas, todo aquello no esencial será destruido purificado por tu fuego interior. No eres superior ni inferior a los demás engranajes que conforman la existencia. Deja de sentirte por sobre los demás o venderte como un elegido de entidades supremas, eso el gran engaño de la estupidez del ego y de la soberbia de la ignorancia. ¡Despierta!

Incluso aquel ser que en el mundo ha vibrado en la densidad más absoluta, posee en lo más recóndito de si, bajo las cenizas una chispa sagrada esperando le permita emerger.

Aprende a distinguir lo transitorio de lo eterno, practica el autosacrificio en pos del amor incondicional a la existencia y serás luz plena.

Utiliza el preciado tiempo de tu tránsito por el mundo para construir mansiones de luz celeste, porque será lo único que no se destruirá. Recuerda que lo material solo es un medio nunca un fin, porque por muy alta que levantes tu torre, se derrumbara por el tiempo y porque su naturaleza de banalidad es solo un espejismo efímero.

Medita y nos vemos pronto.

Paz profunda.

SILVIA MUNAFÓ TORRES.

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Los comentarios  y artículos de  los profesionales son única y exclusivamente personales y están bajo su responsabilidad .

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