SANDRA A. DROGUETT V.
He estado en el camino espiritual toda mi vida.Desde pequeña puedo percibir las energías en el entorno y de las personas que llegan a mí buscando el camino de la sanación; cada libro, cada situación y cada persona que esta presente en mi vida es un aporte en la formación.
Gemoterapia, Maestría en Cuarzos, Mandalas con aplicación terapéutica, Reiki nivel 1 y 2, Auriculoterapia, biomagnetismo, Sanación Cuántica, Biodescodificación aportan al crecimiento personal y son en mi vida de terapeuta mi estilo de vida, siempre dispuesta al servicio y al bienestar de las personas que requieran mi asesoria profesional.
“GEMOTERAPIA” UNA FORMA DE ENCONTRAR EL EQUILIBRIO, LA SALUD Y LA ARMONÍA.
En algunas culturas de la antigüedad, la turquesa se usaba como un amuleto de protección y era un símbolo de riqueza.
La Turquesa es una gema color azul claro, azul verdoso y verde, su dureza es 5-6 (media), por lo que no se aconseja limpiarla con agua y sal, si no que usar otras técnicas como el humo, el viento o una drusa de amatista ya que la sal es muy corrosiva y podría dañar su superficie. Se forma cuando el agua entra en contacto con una combinación de minerales de cobre y aluminio. Los cristales resultantes son muy pequeños y normalmente se producen en formas sólidas o gránulos. El color azul de la piedra procede de su contenido en cobre, mientras que los tonos verdes se deben a las impurezas. Es fácil identificar a la turquesa por su porosidad y absorbe la suciedad y aceites.
La Turquesa era extraída por los antiguos Egipcios en la Península del Sinaí, cerca del Mar Rojo. También se podía extraer en Persia, los turcos Otomanos valoraban la piedra y, a pesar de que en Anatolia se habían encontrado algunas turquesas, ellos continuaban el difícil proceso de comerciar con las tribus que controlaban las operaciones de extracción. Esta demanda de la turquesa la convirtió en un producto caro y valioso. Entraba en los mercados europeos a través de Turquía y, de este modo, desde el siglo XIII en adelante, llegó a ser conocida como “turquesa” la piedra turca. En Persia, la turquesa se usaba para proteger a los hombres y los caballos de caerse y herirse. Un libro Persa del siglo XIII sobre las virtudes de las piedras dice “Quienquiera que posea la verdadera turquesa engarzada en oro no se lastimará ninguno de sus miembros cuando caiga, vaya cabalgando o andando, mientras lleve la piedra”.
Históricamente la turquesa era una piedra popular en Europa y solía ser usada por los hombres como piedra preciosa engarzada en anillos. Los nativos americanos, en particular de los estados del suroeste, dónde se encuentra la turquesa, valoraban la piedra como ayuda para la caza. También la usaban como utensilio para curanderos y chamanes, y como protección contra el mal. Los Aztecas y los Mayas usaban la turquesa como ofrenda de los dioses y en China y el Tibet, la turquesa ha sido usada durante mucho tiempo como amuleto protector y en forma de joya como signo de riqueza.
Como piedra azul con un ligero toque verde, la turquesa trabaja de forma natural a nivel del chakra corazón y laríngeo, esta gema se usa en la glándula Timo, ayudando a la alegría de vivir, promueve la felicidad y el bien estar, regulando el sistema inmunológico del cuerpo, la turquesa también actúa como fortalecedor general de todos los sistemas del cuerpo y ofrece protección contra el mal, asegurando un alto nivel de energía de funcionamiento. Los efectos negativos de la contaminación del ambiente se reducen y como muchas de las piedras verdes y turquesas la sensibilidad psíquica y la conexión con el mundo espiritual son intensificadas. Purifica y equilibra los centros de energía, uniendo lo espiritual con lo físico.
Las gemas siempre están al servicio de nosotros por eso es necesario tener respeto y amor en cada situación en que las utilicemos.
Bendiciones.
Sandra Droguett.
Gemoterapeuta.
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